Es cierto, que casi nunca tiene miedo a nada, Que ya conoce bien el juego y sus jugadas, Desde aquella prohibida manzana, Vuelan bandadas armadas de cuervos Siervos del mal esperando una llamada, Para mostrarle la entrada al aberno, Llevarlo al infierno, Y verlo inmerso en lo perverso, Mientras el universo queda en manos del humano Que es quien lo construye, Se le atribuye el nombre del hombre al que lo destruye, Por tropezar mil veces en la misma piedra, Los errores se pagan por mucho que trepe cual yedra, Le sigue la fatalidad de cerca, es terca Con un nudo en su cuerda, esqu