Me gusta sentarme a contar historias cerca del fuego Robarle a la llama su encanto y hacerme un sombrero Que tenga pintado un indio fumado con una cicatriz en el cuello Y un caballo deshuesado y una lanza erguida al viento Me gusta ladrarte al oído palabras obscenas No terminar del todo con los postres de la cena Cogerte de arriba, de abajo, de un lado, del otro Acariciarte con los ojos y mirarte con las manos Con las manos? Marinero de aguas frías, centinela de tu guarida Caballero sin espada, delincuente de por vida Maleante en ocasiones, enfermo de utopías Saltimbanqui entre las fieras, vendedor de sopa fría Delincuente de por vida Me gusta tirarme a la piscina con la ropa seca Distraerme con el vuelo de una mosca cojonera Soldar los juguetes más rotos sorteando las esquinas Buscar un tesoro fantasma en un campo de ortigas Me gusta ponerme a escuchar las canciones de siempre Rodearme de mi gente a charlar de madrugada Pasar del camino correcto al empinado Romper moldes marcados y reírme todos los días Marinero de aguas frías, centinela de tu guarida Caballero sin espada, delincuente de por vida Maleante en ocasiones, enfermo de utopías Saltimbanqui entre las fieras, vendedor de sopa fría Marinero de aguas frías, centinela de tu guarida Caballero sin espada, delincuente de por vida Maleante en ocasiones, enfermo de utopías Saltimbanqui entre las fieras, vendedor de sopa fría Delincuente de por vida