Charcos de quejíos en el suelo Gritan los trenes El acero sangra El día se detiene y el aire amarga Gritan los trenes Mañana sin alma, mañana sin luz, mañana sin mañanas Gritan los trenes Espinas de la rabia, crecen en el humo de las desgracias Gritan los trenes La voz entra en coma y la palabra duerme, en gargantas incomodas Tirita el sol y las flores se esconden Se paran los ríos en señal de duelo Cielo sin color Charcos de quejíos en el suelo Nidos de tijeras Pájaros sin alas árboles que corren a por sus ramas Ojos en remojo Miradas que se pierden Deambula el viento roto sobre rojos andenes Aceras que callan Sudor de sirenas Metralla en las venas de las entrañas Tiembla la memoria, se agrieta el recuerdo El dolor se agolpa y acude el sin vivir Tirita el sol y las flores se esconden Se paran los ríos en señal de duelo Cielo sin color Charcos de quejíos en el suelo Llora la noche, las estrellas se irritan La luna se esconde asustá y herida Galopa la muerte de forma violenta Y el temor se adhiere con fuerza a la conciencia Tirita el sol y las flores se esconden Se paran los ríos en señal de duelo Cielo sin color Charcos de quejíos en el suelo, en el suelo