He vuelto molido de seguir al caracol, De caerme del guindo por ir a arroparle al sol, De echar en cestas de mimbre cataratas de sudor. Ya tengo la cena, que el cuco al fin se rindió, Y puñados de arena para rellenar el reloj Que tumbamos cada noche pero nunca se paró Y amartilla la pistola de la desesperación, No perdona cuando pierdo la razón. Dime que habrá otro mañana En que la fragua no se apagará, Que nos quedan balas para no echarnos atrás. Dime que habrá otro mañana, Que aún nos quedan ganas de echar a volar Dentro de esta jaula forjada de libertad. He vuelto sediento de hacer charcos de serrín, De aljibes tan secos sin cielo al que maldecir, De la playa donde varan los sueños sin conseguir. Se hartó la veleta de no poder decidir, Del socavón la carreeta, como del fuego el badil De la leña que se empeña en resistir. Dime que habrá otro mañana En que la fragua no se apagará, Que nos quedan balas para no echarnos atrás. Dime que habrá otro mañana, Que aún nos quedan ganas de echar a volar Dentro de esta jaula forjada de libertad. Vuelvo de querer hacerle al sauce reír, De quitar akbero que mata el jardín, De abrir el chiquero que ahora me toca embestir.