Hago cuentas de las veces que encallé hasta llegar a esta Orilla, y tiré por la borda la porquería que no quise traer. Y hemos hecho un castillo con banda sonora de grillos, Que hasta el viento hace olas en el trigo cada vez que te ve. Compartiremos con las moscas el mantel, A navajazos los días y a hostia limpia con la vida que parece que le Cuesta entender que no hay tiempo de hacer un Infierno ni un solo momento, ni tampoco para echar de menos. Con sangre escribiré tu nombre en cada una de las Piedras y, si vuelvo a nacer, mil veces tropezarme otra vez. Les dejaremos sólo nuestros huesos. Que hagan mangos de bastones y paseen nuestro recuerdo. Con sangre escribiré tu nombre en cada una de las Piedras y, si vuelvo a nacer, mil veces tropezarme otra vez. Oscureciendo paisajes de atrezo. Desenterrando bancales donde dormitan secretos. Que, mientras siga vivo, Me sudan los huevos desnudar los rosales a cientos pa' que tengas Trescientos sesenta y cinco catorces de febrero, Y dejar para simiente los besos que nos Dimos primero; nuestras manos serán los aperos Con sangre escribiré tu nombre en cada una de las Piedras y, si vuelvo a nacer, mil veces tropezarme otra vez. Les dejaremos sólo nuestros huesos. Que hagan mangos de bastones y paseen nuestro recuerdo.