Tus berrinches duelen más
Que mil cuchillas de afeitar bailando en mi pellejo,
Y aunque sé que mi cantar no sirve para acunar
Es mejor que el silencio donde vive un Dios
Que naciò sordo y se esconde de tó,
Estando los dos, no necesito ninguna oración,
Estrujándome la sien, encallándome la piel,
Fabriqué mis caricias,
De las que me atiborré de todo lo que mamé
Del pezón de la vida, donde una canción
No me dejaba dejar de pensar,
Donde un corazón no me dejaba dejar de temblar,
Río, es por tus besos que a veces me río,
Por tos los sueños que nunca he tenido,
Por los recuerdos que vienen y van engañando al olvido,
Y a veces miro por encima del hombro del destino,
Que no me importa lo que haga conmigo
Si aquel que quiera me puede escuchar,
Cuanto tiempo habré pasao pisando el mismo sembrao
Donde acechaban cuervos,
De cuanto carro habré tirao que ha acabado abandonao
Derrochando mi tiempo, cuanta sinrazón
Me acompañaba agarrada a mi voz,
Cuantas hojas malgasté, cuanto lápiz desangré,
Cuantas noches de insomnio,
Que las alas me corté y ahora solo puedes ver
El rabo del demonio, que en su habitación
Ya nunca puede dejar de pensar,
Donde un corazón, ya no le deja dejar de temblar,
Ahora quitame el bozal, tengo ganas de gritar,
De arrancarme el cencerro,
Que el corral donde tú y yo mojábamos el colchón
Se nos quedó pequeño,
Yo sólo quiero creer sólo en lo que pueda ver
Y en todo lo que siento,
Nunca me voy a agachar y arrodillarme a rezar
A dioses ya muertos.
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