Neurópolis. Bienvenidos a Neurópolis. Se abre de repente la puerta de la cocina. Proteínas sintéticas como desayuno. Gracias al crecimiento de la esperanza de vida, mantendremos el trabajo hasta los 101. No tengo que esperar al ascensor. No necesito conectar el cargador de mi nave hipersónica, la cual he financiado para llegar a tiempo a mi oficina en Nueva York. Comienza mi jornada laboral que consiste en visionar diferentes anuncios. No me va mal. Así podré pagar el consumo de mi nave, ya que está a 6$ el Voltio. Después de 20 horas vuelvo a casa, y como cinéfilo, enciendo la TV y me relajo. Tras el implante de Red Bull en el encéfalo no necesito dormir y vuelvo al trabajo. Neurópolis. Bienvenidos a Neurópolis.