Sublime gracia del Señor Que un infeliz salvó; Fui ciego mas hoy miro yo, Perdido y Él me halló. Su gracia me enseñó a temer, Mis dudas ahuyentó, ¡Oh cuán precioso fue a mi ser, Cuando él me transformó! En los peligros o aflicción, Que yo he tenido aquí; Su gracia siempre me libró Y me guiará feliz. Y cuando en Sion por siglos mil Brillante esté cual sol; Yo cantaré por siempre allí Su amor que me salvó. Amén