En el tiempo del Aucapacha,
Choclococha vio nacer
Un pueblo guerrero, fiero e indomable.
Sus cabezas no ven caer.
Desde Huamanga, ciudad del halcón,
Usco Vilca y Anco Vilca
Inspiran las tropas que parten rabiosas
Con sed de expansión. Sangrienta misión.
Astu Huaraca. Tomay Huaraca.
Lideran la fuerza siniestra
Con rumbo hacia el Cusco.
Su intención: dominación.
Tras su paso, de pueblos enteros,
Sólo cráneos empalados.
Curacas chancas de vinchas rojas,
En sus atuendos se logra ver
Dioses, jaguares, míticos seres,
Que amparan celosos su fuerza y poder.
Furia que tiñe de negro y rojo
En la milicia su brava tez.
Cabellos trenzados,
Ondeantes al viento de guerra.
La honda movediza,
Astu Huaraca es.
En lo profundo de su mirada
Arden las ansias por someter.
Hordas acechan ya la sagrada ciudad.
La amenaza que late,
En las puertas del Cusco,
A los incas busca aniquilar.
Desde cuatro ventanas sagradas
Surgen cuatro parejas de hermanos,
Dando origen a un pueblo ancestral
Cuya raza, Inca es.
Manco Cápac, Apu Inca,
En el tiempo peregrinó.
Liderando con su gente,
La ciudad del Cusco fundó.
Muchos años han pasado.
Viracocha, octavo inca, gobierna.
Ya decrépito y cansado,
Ve su ciclo terminar.
Inca Urco le sucede.
Elegido del anciano es.
Pusilánime, decadente.
Placer y vicio enferman su mente.
Cusi Yupanqui, joven vástago noble,
Valentía y coraje demuestra.
Hábil y diestro en el manejo de armas.
De las justas él nunca huye.
Pensamientos superiores
Siempre ocuparán su intelecto.
Ya los chancas han ingresado
Al corazón de la casta inca.
Un emisario han enviado
Exigiendo rendición total.
Doblegar, sojuzgar.
No se ve quien los pueda enfrentar.
Viracocha ha declinado.
Su consigna es la huída.
Inca Urco va tras sus pasos
Dejando la ciudad rendida.
Caos, pánico,
Ya la venas del Cusco infectan.
"Yo no he nacido para
Padecer sumisión ante nadie".
Cusi Yupanqui exclamó con furia,
Encarando con bravura al destino.
Pachacútec, se ha mostrado:
"El que transforma la tierra".
Un gran líder ha nacido
Y protegerá a su pueblo.
El novel Inca, caudillo y guerrero,
Organiza la resistencia del pueblo, en apariencia vencido.
Se ven alinearse hileras de piedras con gran armamento,
Simulando tropas de guerra en la lejanía.
Ayunos, plegarias y sacrificios se ofrendan.
El Sol se manifiesta ofreciendo victoria.
Cavando hoyos, reclutando fuerza humana,
Los escuadrones bélicos se conforman.
De un cerro llamado Carmenca,
Usco Vilca infunde fuerza.
Fuerza chanca a sus guerreros,
Que por miles y miles se cuentan.
Nube oscura, lluvia pétrea,
Las hondas proyectan violencia.
Los Andes tiemblan.
La gran batalla comienza.
Con la piel del puma sagrado,
Pachacútec cubre su testa.
Alentando en noble gesta
A sus huestes que están sangrando.
Flechas, lanzas, macanas y hondas,
Fundidas en cruel tempestad.
Defienden, los incas,
Su tierra y su libertad.
"Hermanos despierten,
Ahora es la batalla.
Su enigma demuestren
En esta hora aciaga".
Las inertes rocas grises
Atendiendo al firme llamado
Del soberano hijo del Sol,
En mágicos soldados incas
Se han transformado.
Pururauca llevan por nombre,
Acudiendo a la refriega con gran vigor.
El combate ya muestra su ardor
Tiñendo con sangre el campo.
El espíritu inca se anima
Y va su moral elevando.
Escuadrones enteros de chancas
Ven su gran poderío caer.
Es el frenesí Pururauca
Que busca deseoso vencer.
En el éxtasis del conflicto
Pachacútec su arrojo despliega.
De las andas ha tumbado
Al ídolo Usco Vilca.
Viendo ya la inminente derrota,
Hacia Huamanga marchan.
Los chancas...
En halcones tornaron.
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