Cuando era pequeño, Pepe no quería escuchar lo que decían los adultos Y así, cuando un viejo le gritaba y Corregía él respondía con insultos, Por esa razón, más de una vez, atrajo Pepe alguna hostia en su cara Y aprendió a correr tras improperios, Pero no sé aún la razón de que cantara... ¡Iorerei Iurerei Iorerei Iorerei La lala-a! En la secundaria, Adolescente incontenible y sin remedio era Pepe, Doña María Luisa vio su pelo tornar cano al cumplir los 37, "¡Pepe no me tires tizas! ¡Siéntate en las silla! ¡Deja en paz a los demás!" Pero Pepe no paraba Y de la oreja le llevaban Mientras se le oía cantar... ¡Iorerei Iurerei Iurerei Iorerei La lala-a! En la actualidad, Pepe es un preso de Madrid (Navalcarnero) aburrido, A falta de pan, Con un revólver de madera, atracó un banco: plan fallido, Pues la policía le agarró de las orejas como antaño: cuando niño, Y mientras llevaban su persona hacia la cárcel, entonaba su alarido... ¡Iorerei Iurerei Iurerei Iorerei La lala-a! Dado que hoy la masa es desahuciada Sin medida por la banca, me pregunto, Si será la hora de hablar con la rebeldía Y ofrecerla el indulto. Debe ser por ello que esta noche me Quedé muy sorprendido en la protesta, Cuando oí a la gente que corría cantando una melodía como ésta... ¡Iorerei Iurerei Iurerei Iorerei La lala-a! ¡Iorerei Iurerei Iurerei Iorerei La lala-a!