Encontré a una vieja amiga, el tercer día de abril, Descifrando margaritas, escondida en un jardín. Conjuraba algún romance entre flores mutiladas, Me burlé de su locura para no verme en su piel. Me sorprende que te rías . tú que temes el aire que respiras, Dijo, cínica y serena, sacudiéndose el dolor. Escapé de esas palabras golpeaban en mi puerta . Y aunque pude olvidarlas, ya era tarde para mí. El tercer día de abril me enseñó una vieja amiga . Que todo el mundo libra una guerra en esta vida.