Va soltando pedacitos de algodón y así del camino de regreso se acuerda. No me preocupo si se hace tarde y aún no regresa, acaricia todo el trigo que alfombra su alrededor. Cada mañana se nutre de yuca y miel de caña Y se adentra al paisaje saludando a la tarde y despidiendo la mañana. Y mi mirada se va y se pasea, con los pies descalzos para sentir el fresco de la hierba. Se va y se pasea, desnuda en el mar pendiente a que nadie la vea. Se va y se pasea, y ya cansada se recuesta a mojarse los labios con frutas. Ella se va y yo dejo que se pierda. O se queda coquteando al lucero, o haciéndole ojitos a la luna, ya que es así de coqueta. Ya de regreso, sentado en la mecedora me cuenta de un tiro, De cómo la brisa le peinó su melena y sus pies descubrieron el río. Luego se acuesta pero antes de que se haya dormido, Espera la siguiente mañana para irse a pasear esta vez conmigo. Se va y se pasea, se mete por Nombre de Dios y aparece en Palenque. Se va y se pasea, y con flores y mariposas confecciona tembleques. Se va y se pasea, todo el paisaje revienta dentro de mi pupila. Se va y se pasea, buscando mejoranera por Guararé. Se va y se pasea, y aparece bailándote un bullerengue en Darién. Se va y se pasea, o moviendo la cintura con los tambores en Colón. Se va y se pasea, desaparece de a poquito en el agua clarita de San Blas. Se va y se pasea, desaparece de a poquito en el agua clarita de San Blas.