Un gran viento rugía en el monte de Horeb, pero Dios no estaba allí; Y la tierra temblaba con fuerza y poder, pero Dios no estaba allí; Un infierno de llamas de fuego se alzó, pero allí no estaba el Señor; Dios estaba en la brisa tranquila y allí el profeta su rostro cubrió. ¿Dónde estás mi Dios?, ¿Dónde estás?; que de lejos se escucha tu voz; ¿Dónde estás mi Dios?, ¿dónde estás?; quiero oir más de cerca tu voz Dios no muestra su voz en la gran Multitud, entre luces, aplausos y honor; No le busques en hombres que pueden Errar, aunque hablen con gracia y virtud; Oh si oyeras atento esperando su voz, si en su libro buscaras la paz; En el suave silencio de la oración, Dios a tu corazón hablará. ¿Dónde estás mi Dios?, ¿Dónde estás?; que de lejos se escucha tu voz; ¿Dónde estás mi Dios?, ¿dónde estás?; quiero oir más de cerca tu voz. Mmm, mmm, mmm, mmm, Mmm, mmm, mmm, mmm...