En un rincón de esa luz Que no se ve Anda el latido feroz de la niñez Un recuerdo de siestas al sol El baldío y su paz mineral Tierra de amor Maternal Antes de ver más allá Del interior Fuimos gestando una voz Una canción Y en las calles la infancia dejó La esperanza en su estado raigal Fuego cantor Nuestro andar Y en la fe de un camino nuevo Anda la memoria Desandando el tiempo Reencontrándose con toda nuestra historia de sal De batallas vivas, qué van, Que regresan al barrio aquel Ese lugar Y en las alas de la distancia Te vuelvo a encontrar Por las calles de mi barrio Pasó la vida cantando Con su canción silenciosa Y sus veranos silbando De paso por nuestra infancia Saludando la ilusión Andaba en su bicicleta Con todo el sol en su espalda Paso rodeada de siesta Y de esperanza sembrada En un sin fín de bolitas Y mandarinas al sol Entre los viejos baldíos A la mitad del atajo Me saludo con su alforja Repleta de desengaños Silencios, veranos, sueños Que la niñez olvidó Ahí aprendí el oficio De las calles oscuras De ver más allá del cuero De amar sin ataduras Que no hay cielo Cómo el que uno De chango siempre miró En la vereda aprendí, ciego y audaz A ver más allá del dolor y la oscuridad Y la vida en la muerte sembró En mi adentro su voz ancestral Su plenitud Su verdad Siempre que vuelvo a mirar, hacia el ayer Un pedacito de mi vuelve a nacer Y una ebria guitarra marrón En la esquina se bebe otra vez Todo el fervor De un cantar Y en la fe de un camino nuevo Anda la memoria Desandando el tiempo Reencontrándose con toda nuestra historia de sal De batallas vivas, qué van, Que regresan al barrio aquel Ese lugar Y en las alas de la distancia Te vuelvo a encontrar