Parida al borde de la sombra del obraje Templada al fuego de los hornos carboneros Flor morena con perfume de granéles Renacida en la esperanza de un labriego Alma indemne del quebracho colorado Trazo plata de alambrada por la tarde Cuero seco sin cebar de un guardamonte Silbo hueco de charatas montaraces Veo de lejos, llegando tu arboleda Cuando volviendo estoy desde el poniente Y tu verdor se me aflora por las venas Apurando mi regreso a tu simiente De Palo a pique marcadas tus heridas Desgarrado corazón de palo santo Que la seca tras de sí dejo aquel año Cuando el cielo se olvidó de llorar ancho Alma en pena de un puestero solitario Comunión del guayacán con el lapacho Viento y polvo que en agosto va dejando Agua tibia sol y enero en tus remansos Cuando muera ya de tarde en tu regazo Me Iré con el rio del valle serpenteando Cuatrerear mi corazón fue tu destino Y repartirlo entre dos nortes olvidados POESIA Florecida en un sino de maíz rojo y cobrizo Por designio solar y americano Indio muerto de amor en la pobreza Huella alzada sobre el rastro de los chacos Sol de trigo que fecunda iluminado Charqui duro de salobre gusto a chaco Que subiendo por el cerro hacia piquete Por tu sendero maderozo me ha llevado