Cuando llegue al final Del alcance de mis ojos Desmontaré los cerrojos del paisaje terrenal Cómo recurso eventual Del recuerdo en la retina Inconformidad divina. Cuando decline el aroma De la flor ésta madura Percibiré la dulzura del árbol que se desploma Cómo constancia que asoma Por las rendijas del viento Capricho del sentimiento. Cuando al fin la boca seca Y hambrienta de paraíso No encuentre un grano en el piso Ni una pizca de cebada Frente al lienzo de la nada Habrá lluvia en mi esperanza Equilibrio en la balanza Cuando mi pecho se apriete Con el golpe de la angustia Y registre el alma mustia Bajo el filo que arremete Pensaré en aquel juguete De mi infancia venturosa Contra partida piadosa Los ojos, la nariz La boca, el pecho Traspasan el umbral rudo y mordente Sobre el corcel inquieto de la mente Que salta al infinito y rompe el techo Mirar, oler, tragar, latir, son actos Finitos y crujientes como el día El alma les inyecta lejanía Para vencer pronósticos exactos Para vencer pronósticos exactos.