Están las calles de mi almohada Con un relámpago de luna, Goteando en carne viva tu ternura, Llenándome el dolor de sudestadas. Seguís llagando en la distancia Donde hoy almuerza mi locura La triste rosa fresca de la espuma Del barco sin orilla de tus aguas. En vano reclamar tus tempestades, Si estás en la mitad de un sueño antiguo, Me miran con la fe de un espejismo Las lunas de tus ojos infernales. ¡Qué triste recorrer las cosas muertas!, Sentarse en las costillas del olvido, Comer del corazón de lo que fuimos, ¡tatuarse los zarpazos de un adiós! Pintás por dentro de mis ruinas Este diluvio que no cesa, Después de madurar en mi tristeza Cruzás los arrabales de mi herida. Tembló girando en la ceniza Que vos dejaste en mi comedia El vuelo de tu pájaro de ausencia Que anuncia con las alas tu partida.