Fue una fiesta patronal Y hubo baile en el obraje Y en un lujoso carruaje Una moza allí llego Con su larga cabellera Y de escultural figura Cimbreando la cintura En el baile se metió Entre la gente del pago Ninguna la conocía Y su nombre ella decía Soy Delfina Solís Con sonrisa y con donaire Sin descanso ella bailaba Y ya muy de madrugada De todos se despidió Pero un mozo lugareño Fue por ella elegido Con rumbo desconocido El varón la acompaño En sus brazos se estrecho A la dama misteriosa Y en la noche silenciosa Monte adentro la llevo Pero luego regreso Derrotado y afligido Y contó lo sucedido Que a todos estremeció Dijo que se transformó En un ser espeluznante De pelaje tan brillante Y mirada muy feroz Y comentan los paisanos Que en las noches tormentosas Una mujer muy hermosa Aparece en el lugar Luciendo vestido blanco Deambulando por la selva Y se pierde en las tinieblas De la negra oscuridad...