Había un árbol de limones en el patio de mi infancia: Las espinas lacerantes, filosas Como cualquier otro árbol de limones al que Mandan a los niños a cortar. En la mitad de un día soleado Se hace limonada en el hogar. Primero se debe disolver El azúcar en el agua, Luego se exprimen los limones Y arden las heridas, rasgaduras, Se les sopla sin llorar. La lluvia, cáscaras lodo y hojas Y los gritos de los padres: El abono putrefacto en la tierra. Era la muerte y el árbol crecía fuerte Y nos daba más limones a cortar. En la mitad de un día soleado Se hace limonada en el hogar. Primero se debe disolver El azúcar en el agua, Luego se exprimen los limones Y arden las heridas, rasgaduras, Se les sopla sin llorar. Eran tantos limones en el piso, desintegrándose, Como el amor que se hace tierra con el tiempo Y crecíamos tomando limonada mis hermanos y yo, Fuertes por el abono, madurando sin llorar.