Lo recuerdo lento, lo recuerdo solo, Respiraba triste, callado, cansado, Ojos de niebla. Conos de papeles con olor a viejo Todo estaba oscuro, gastado, mojado En su memoria. Tenía una pierna seca y putrefacta Como las piñas gangrena Que había en esa frutería. Iba con sus pies errantes, Iba con su voz jadeante, Lo vi, crecí. Eulalio, Eulalio, Tienes que vender cebollas Para tus lágrimas. Eulalio, Eulalio, Tienes que vender cebollas Para mi caldo de madurez. Un día la cortina cerró para siempre Nunca más fue visto ni oído el rastro De su recuerdo. Tenía una pierna seca y putrefacta Como las piñas gangrena Que había en esa frutería. Eulalio, Eulalio, Tienes que vender cebollas Para tus lágrimas. Eulalio, Eulalio, Tienes que vender cebollas Para mi caldo de madurez.