¡Salve a ti, Nicaragua! En tu suelo ya no ruje la voz del cañón, Ni se tiñe con sangre de hermanos Tu glorioso pendón bicolor, ni se tiñe con sangre de hermanos Tu glorioso pendón bicolor. Brille hermosa la paz en tu cielo, Nada empañe tu gloria inmortal Que el trabajo es tu digno laurel Y el honor ¡es tu enseña triunfal! ¡Es tu enseña triunfal!