Qué estará haciendo esta hora Mi andina y dulce Rita de junco y capulí; Ahora que me asfixia Bizancio, y que dormita La sangre, como flojo cognac, dentro de mí. Dónde estarán sus manos que en actitud contrita Planchaban en las tardes blancuras por venir; Ahora, en esta lluvia que me quita Las ganas de vivir. Qué será de su falda de franela; de sus Afanes; de su andar; De su sabor a cañas de mayo del lugar. Ha de estarse a la puerta mirando algún celaje, Y al fin dirá temblando: Qué frío hay... Jesús! Y llorará en las tejas un pájaro salvaje. César Vallejo, 1918