El monolito de piedra que nos miraba esa tarde ¿Qué sabe de nuestras penas? De nuestras penas ¿qué sabe? De nuestras penas ¿qué sabe? Sonreirse parecía cuando yo te repetía que te amaba para siempre Y su sonrisa de piedra el alma me estremecía, el alma me estremecía. Él sabe de las verdades pero no de los caminos, pero no de los caminos De las verdades eternas que rigen Nuestro destino, que rigen nuestro destino Pero ¿qué sabe de ausencia? ¿qué sabe de desengaños? ¿Qué puede saber de olvido? Como nunca se ha movido el monolito de piedra, el monolito de piedra