Adentrándome en la penumbra del bosque La fuerza sobrenatural del espectro me empujó hacia el sinfín de la gruta Después del tétrico encuentro con el ente Guardián de los mil y un pasadizos Este huyó despavorido por la enorme fuerza que desprendía Aquel enorme lugar inmerso en el terror En un segundo me vi detrás de aquella roca Contemplando absorto las siluetas del carcelero y el Dios En ese momento frío y nítido Solo pensaba en el consuelo de mi muerte Para aliviar mis cansados huesos Sin más demora me dirigí hacia Crom Temiendo por el holocausto que se avecinaba