A ella le fueron entregados los ojos llenos, Como un plan alterno de Dios ante las adversidades. Posaría la mirada en el descampado para repoblarlo, Miraría de tal modo el gris que los colores, apenados, cobrarían vida. Con la mirada llena como un costal de semillas luminosas, Andaría por el mundo, protectora. A ella le confiaron el secreto de cómo sonreír y curar a distancia, De acariciar y unir de nuevo el alma y el cuerpo, Reparar los huesos cansados, soldar corazones rotos. Ella sabe cómo zurcir los párpados Del día para evitar una muerte a oscuras. Y estuvo aquí y la mal llamé mía, A ella que no puede ser de nadie. Y estuvo aquí y quise amarla, Con mi amor pedestre y perecedero, A ella que no puede ser más que vida. Ha crecido a gritos el silencio Donde fue la orquesta de tu nombre Solo queda el eco que se esconde con frío Bajo el corazón Se han multiplicado los desiertos Donde había un bosque de palabras, Donde estuvo el huerto de tu espalda y el río, Donde había sol y alma. Ya no queda el ritmo de las alas de la danza, Solo suena el ruido de nadie y nada. Ella se llevó las cosas que eran suyas, Y las que no se fueron tras su voz enamoradas; Solo nos dejó este poemario recordando Lo que el viento se llevó con su mirada. Ella se escapó con las semillas, Se esfumó tras un brisa de un incienso de manzana; Solo nos dejó este tiempo roto y descampado Y habrá que sembrar de nuevo o esperarla. Habrá que sembrar de nuevo, o esperarla. Ha crecido a gritos el desierto Donde fue la orquesta de palabras, Solo queda el eco de tu espalda y el frío Bajo el corazón y el alma. Ya no queda el ritmo de las alas de la danza Solo suena el ruido de nadie y nada. Ella se llevó las cosas que eran suyas, Y las que no se fueron tras su voz enamoradas; Solo nos dejó este poemario recordando Lo que el viento se llevó con su mirada. Ella se escapó con las semillas, Se esfumó tras un brisa de un incienso de manzana; Solo nos dejó este tiempo roto y descampado Y habrá que sembrar de nuevo o esperarla... Ella se escapó con su sonrisa, Lejos de este cuento enfermo, Sin remedios ni esperanza; Solo nos dejó este tiempo roto y descampado Y habrá que sembrar de nuevo o esperarla. Habrá que esperarla... o no.