Se quedo escondida en el recoveco mas tibio y oscuro de mi soledad, Donde solo habitan dos o tres secretos, donde las penas conjuran su canción de sal. Se escurrió llovizna dentro de mis huesos, se mezcló en la arcilla que alza mi esqueleto. Tan llena de vida y se le rompió el cuerpo. Se hizo la dormida y se metió dentro de mi pecho. Se quedó ceniza en el entrecejo, se quedó caricia parchando mis sueños, se quedó rocío, se quedó aguacero, se quedo. Pájaro abisal cantando amores entre las flores echa un arpegio en el mar de mi silencio, de mi silencio. Se quedó encendida en el pebetero que me despabila cuando soy un muerto, tan llena de vida y se le rompió el cuerpo. Se hizo la dormida y se metió dentro de mi pecho. Se quedó inquilina, se quedó de injerto, se quedó vigila de mi derrotero, se quedó en mi risa, se quedó en mi miedo, se quedó. Pájaro abisal cantando amores, entre las flores echa un arpegio en el mar de mi silencio. Se quedó sibila detrás del incienso, en el centro de mi alma levantó su altar. Se quedó en la herida que dejan los besos, que solo el amor de madre sabe cómo dar, se quedó en mi sal, Se quedó en mi llanto que no acaba de escampar.