Érase un rey que tenía un gran rebaño de elefantes Un palacio sin ventanas y un país sin habitantes Érase un rey solitario de una corte sin princesas De una alcoba sin espejos De un lecho sin compañera Érase un rey que querría ser, mejor que rey, poeta Funcionario de aduanas O quizás anacoreta. Vendería su corona por ser un rey de opereta Licántropo en plenilunio O juglar de discoteca. Érase un rey que tenía un gran rebaño de elefantes Paseando por salones de un país sin habitantes Érase un rey prisionero de un palacio sin ventanas De una alcoba sin espejos De una noche sin mañana. Érase un rey que tenía un cofre lleno de nada Un tesoro de ilusiones y un tarro de hierbas malas