Tras romper con el mundo entero acabó por callarse el ruido Se ahogó la llama y con mis manos cerré mis ojos Entre juicios maté mi tiempo y de entre la añoranza parecí morir de pena Tras romper con el mundo entero vino el frío y con él El desamparo al corazón y el destierro Como en una guerra que se apaga, al viajero de cuerpo rendido Tan solo le quedó el silencio. A su lado, el tiempo, quiso hacerse pequeño ante el camino Que se hacía cada vez más estrecho. Pero poco a poco se pudo hacer paso entre el desvelo Que le había estado arrastrando durante tanto tiempo Hacía ya demasiado que, emprendiendo su ruta, al viajero se le había cubierto el cielo de noche Ahora despuntaba como un faro el destello del final del túnel en el que pudo encontrarse Bajo el peso de la montaña y como una brizna más de tierra El viajero aprendió a sentir suya su tristeza y entonces nada más resultó en vano