¿Cuánto de nosotros se queda el camino? Escupo en el dolor y aún así no se va Me arranco los puñales que te regalé No va a parar Bebiendo con extraños, volviendo a creer Las manos nos sonríen si todo va bien Las mismas que me ahogaban si me equivoqué No pararé Encerrado, no sé donde ir Persigo la inocencia con la que nací El centeno ya no tiene quien le guarde Ni le siembran ni le cuidan Golpea como un símbolo por descubrir En su justo y cruel discurrir El lampano febril La victoria es imposible y aún así No va a parar hasta que parta El horizonte en un instante plateado Y puedas ver abrirse el mar Ya no será tarde para mí Ya no será tarde para mí Ya no será tarde para mí No pararé