Solo tenía su cuerpo, y un calor a flor de piel. Tenía los ojos bellos, una barca y una red. Una noche la Trigueña de dos hombres quizo ser, y en el fondo de sus mares se vio por última vez, hundirse entre los corales con su barca y con su red. El pescador que la amaba en la playa le lloro, le lloraba y le cantaba "Trigueña, sin ti ya no soy yo". Oye Trigueña, Oye Trigueña Contigo quiero hablar. Oye Trigueña, Oye Trigueña Vamos a platicar. Quiero saber de tus ojos, y del ritmo de tu andar. Quiero saber, ayy, Trigueña si es que en el fondo del mar tienes alguien que te quiera, Trigueña de mi penar. Oye Trigueña, Oye Trigueña Contigo quiero hablar. Oye Trigueña, Oye Trigueña Vamos a platicar. Sentir tu piel entre arenas, tu cuerpo tu despertar. Saber si puedes Trigueña desde dónde estar amar. Ya tengo los ojos secos, ya no puedo más llorar. Ya esta tu casa y tu perro; que no para de ladrar. Oye Trigueña, Oye Trigueña Contigo quiero hablar. Oye Trigueña, Oye Trigueña Vamos a platicar. Sentir tu piel entre arenas, tu cuerpo tu despertar. Saber si puedes Trigueña desde dónde estar amar. Ya tengo los ojos secos, ya no puedo más llorar. Ya esta tu casa y tu perro; que no para de ... ladrar.