Al primer encuentro me entregó los ojos Me sobrecogió rezumando ternura y cerrojo Y bebí sus cejas, calé sus pupilas Como quien espera, como quien aspira Al primer encuentro, ya, me entregó las manos Y me desarmó combinando tibieza y amparo Me dejó sus huellas, presumió su tacto Como quien alerta, como quien atrajo Tal vez no me quería Presumió celosa mi melancolía Me utilizaba para reponer sus ansias perdidas Me engatusaba, me perseguía Me despertaba un poco de amor y partía Al segundo encuentro me entregó los labios Y me conquistó destilando pasión y entusiasmo Cabalgué su boca, remonté sus dientes Como quien aborda, como quien pretende Al segundo encuentro, me entregó su cuerpo Y se desató convertida en lujuria y deseo La instalé en mis poros, devoré su acento Como a quien acojo, como a quien acerco Pero no me quería Advirtió angustiada mi melancolía Me utilizaba para reponer sus ansias perdidas Me ilusionaba, me convencía Me demostraba un poco de amor y partía Al tercer encuentro le entregué mis sueños Y se descubrió demostrándose Ajena y sin dueño Le noté pereza, desazón, desgana Como quien temiera, como quien dudara Al tercer encuentro, ya, le entregué mi vida Y desapareció como un ave cansada o herida Me dolió tan falsa, me dolió tan fría Como quien tramaba, como quien mentía Es que no me quería Constató turbada mi melancolía Me utilizaba para reponer sus ansias perdidas Me lastimaba, me deshacía Me regalaba un poco de amor... y partía