Ella trabajaba sin descansar. Casi no dormía, ni soñaba, no podía más. Y cada mañana, con todas sus fuerzas, se volvía levantar. Todos le decían, insistían: "esto tiene que cambiar". Hasta que un día dijo basta, Hasta que un día dijo adiós Y se fue muy lejos. Esa fue la segunda vez Que se sintió libre Como si todo fuera bien De repente, de repente. Él se preguntaba si podría hablar De lo que sabía de aquel día, solo la verdad... Mientras le juzgaban injustamente por protestar. "Fue la policía, Señoría", dijo al comenzar. Y ese día pudo decir basta, Ese día tuvo que jurar que no, Que no es libre aquel que calla. Esa fue la segunda vez Que se sintió libre Como si todo fuera bien De repente, de repente. Esa fue la segunda vez Que se sintió libre Como si todo fuera bien De repente, de repente. ...de repente, de repente, de repente, de repente... ...de repente, de repente, de repente, de repente... ...de repente, de repente, de repente, de repente... ...de repente, de repente, de repente, de repente... ¡Adiós! ¡Basta!