E comió por fin tierra. Dime el nombre de los hijos, La palabra lastimada en mitad de la boca. Extrae la fuerza de la voz por encima de los fusiles Que reescriben sus enigmas de matanza inútil En los meses sin circo. La palabra de cobre en vuestros muslos, Eternamente herida y sola. Te abireron la lengua con su pan encendido, La mitad de la boca en el medio del mundo. Pero no interrumpas mi llanto corrompido de bilis. E comió por fin tierra Todo ha sido consumado. Donde solo el amor. Que en mi alma canta siempre la lenta voz de las mareas. Que nuestro libro de aortas te dispare y te deje en la camisa una flor de barro. Ya han venido los niños, los 150.000.000 con sus cabelleras de risa y su pánico de luces. 150.000.000 de hombres muertos en las aras de la piedra. 150.000.00 en el canto de mi boca E comió por fin tierra Ya es el tiempo. Ya no hay miedo Que la marcha arranque Y que el llanto acabe, que se moje la madera con la cruz de mis hermanos, Los caídos se levantan, Los que aquí murieron. Ignoro por tanto la réplica que habrá de traerme vuestra inservible canción.