Nunca había sufrido tanto como por ti. Se me caía la piel del llanto a pedazos, Como latigazos. Pensé que un clavo sacaba otro clavo, Y no, Y no. Ahora estoy clavada de ambas manos, Tan enterrados, como crucificada. Y tú que eres puras manos, Que arman barcos con lo que encuentren. Ahora me ha doblado a mí Mis cuatro esquinas, Y me ha hecho un barco, Y me ha dejado en la mesa. Nunca había sufrido tanto como por los dos. Se me salían los ojos del llanto Para un lado y pal' otro lado. Tú virginidad Me recuerda a mí, Me golpea. Tu virginidad, Me recuerda a mí, Me golpea. Tu virginidad, Me recuerda a mí, Me golpea.