En la madrugada fugaz que se extingue Antes de empezar, Ciegos, en los brazos del sol, Nuestro silencio, nuestro disfraz. Lo que no queremos decir, Lo que nos cansamos de oír. Las palabras son un imán, un acertijo Sin descifrar. Rotos los espejos De buscar un cielo perfecto. Los que no dormimos Hasta encontrar un lugar. El paisaje no espera, Y tiene tantas maneras de ocultar la verdad. Nos volvemos extraños, Seguimos la marea, Nos dejamos estar. Un tesoro por explorar, Y todo lo demás es vulgar. La garganta, Seca de estar siempre esperando El tiempo de hablar. Y la ausencia sin explicar. Si la espuma nunca es el mar, Lo que duele Es desenterrar nuestra inocencia, Nuestro animal, Y volver a encontrar Las cosas que estaban perdidas Cuando apenas empezábamos a caminar. El paisaje no espera, Y tiene tantas maneras de ocultar la verdad. Nos volvemos extraños, Seguimos la marea, Nos dejamos estar. Es la calma detrás Del más simple instinto animal