Mi cuerpo se arrastra como un testamento Escrito en la carne A golpe de cuero Mis pasos levantan el polvo que empaña La roja lujuria que excita la entraña El aire expira una poesía De piedra y sangre, de piel y saliva Mis huesos ceden en sus últimos pasos Ante el horizonte de un nuevo calvario A la sombra que arrojan las cruces A la sombra que arrojan las cruces Vieja esta carne resurrecta Viejos los valores que ella proyecta Sagrada la mano que hunda los clavos Hondo en sus fibras, y mate creando. El peso del mundo sobre mis hombros, El llanto, el fuego, la ruina, el escombro Y gentes que exigen el sacrificio Colgarme de nuevo, señalar un camino A la sombra que arrojan las cruces A la sombra que arrojan las cruces Por mi culpa Por mi culpa Por mi culpa Por mi culpa Por mi gran culpa Condenado. Crucificado. Hoy como entonces, asesinado. Otro paisaje, otras palabras Las mismas risas, las mismas miradas Los cielos invocan un nuevo futuro Secan los mares, derrumban los muros Mi sombra se extiende creando horizontes Baja en los valles, alta en los montes. La sombra que arrojan las cruces La sombra que arrojan las cruces Será nuestro nuevo camino