Por la mañana como a eso de las 10
Con el mandado un día te vi pasar,
Ibas meneando tan bonita la canasta,
Y sin pensarlo te tuve que alcanzar.
Se me antojaba la fruta que llevabas,
Para quitarme un poquito de calor,
Tú me dijiste tome usted lo que apetezca
Y agarre del mandado lo mejor.
Pero a la plaza otra mañana tú te fuiste,
Con la promesa de muy pronto regresar
Muy adornada te llevaste la canasta
Y aquella fruta a otras manos fue a parar.
Aunque quisiera olvidarte ya no puedo,
Si tu cariño ya nunca volverá
Una naranja me dejaste de recuerdo,
Sin tu canasta el calor me matará
Y no he podido encontrarme otra canasta,
Puros guacales es lo que veo pasar
Tiene la fruta tan reseca y magullada,
Que los calores no pueden apagar.
Y no he querido dar mi amor a un chiquihuite,
Porque sin asta no se pueden agarrar
Yo siempre extraño aquel vaivén de tu canasta
Que a la primera me supo refrescar.
Para olvidar ya es muy tarde
Ya te adueñaste de mi alma
Porque te llevo en la sangre
Robándome el aliento
Robándome la calma
Eres anhelo de vida
Eres un ansia de muerte
Eres caricia y herida
Para mi desgracia nací para quererte
No tengo con que pagarte
Por todo el bien que me hiciste
Hay momentos en que juro
Que tú también me quisiste
El mar el sol y la luna
De tarde en tarde se encuentran
Y el sol se muere de celos
Porque la luna se queda
No tengo con que pagarte
Por todo el bien que me hiciste
Hay momentos en que juro
Que tú también me quisiste
El mar el sol y la luna
De tarde en tarde se encuentran
Y el sol se muere de celos
Porque la luna se queda