Seres despreciables que obtienen el sustento Transporte y albergue en el sudor ajeno Ávidos de sangre arrastran por el huésped Lo voraz de su apetito en la carne acribillada Sanguijuelas, banqueros, pulgas, chinches de cama Otros labran escondrijos bajo la piel opaca Y en las húmedas entrañas fecundan su camada Trasegar noctámbulo de las tenias y la sarna El Estado se defiende también en las cloacas Las duelas, los ácaros, militares y pasmas Cuanto más enfermo y débil y aunque maten así al cuerpo Más parásitos lo sangran, se ensañan con él a muerte Avive el seso y despierte a la verdad incuestionada Y es que el piojo necesita al huésped y este a él para nada Aferrados viven otros, en el pellejo hunden sus garras Aradores de epidermis en su fase larvaria Pegados a la fuente como costra de una herida Cubre el parásito la llaga que produce sus mordidas