Fuimos forzados a acatar sus leyes, obligados a creer en su dios La escuela, pudrición de cerebros, la familia, santa institución Sus perros siempre están vigilantes, su justicia, entramado infernal Solo nos queda llorar en silencio acumulando odio y rencor No habrá pactos ni perdón para el Vencido, ojo por ojo y diente por diente Pero han de vivir lo suficiente para asistir de pié a mi victoria Y llenarán las fosas comunes con sus huesos y en silencio Cubiertos por una gran mortaja de olvido y de desprecio Se van a tragar el veneno que escupen La hora del degüello pronto sonará Ahogará el sonido de sus llantos y gemidos Un viento de venganza arrasador