Quisiera gritar y confesar mi pena
Yo no se sortear, en el amor, mi vida
Pues dos hombres son, motivo de mi condena
Los amo a los dos, y decidir me cuesta
Me encontraba, en un mal momento de la vida
Cosas que a veces por la rutina, en un matrimonio siempre pasan
Y me lanzaba, a un abismo que no conocía
Y bien tarde, cuando me di cuenta, que a los dos los amaba
No pensaba, que esto a mi un día pudiera pasarme
Es difícil cuando no se puede, escoger un amor
Y es distinto, porque son amores diferentes
Y aunque esto no lo entienda la gente, no puedo vivir sin los dos
Yo no se cómo explicar: uno es mi señor y lo quiero tene' hasta la muerte
Es fundamental, lo quiero junto a mi, con él yo me he labrado la suerte
El otro es pasión, locura quizá, su amor es de locura que quema
Yo no los puedo evitar, son parte de mi, quizás esa será mi condena
Dios mío, ¡decime!, que tengo que hacer con esta pena
O dame fuerzas, para yo poder dejarlos
Si por mis venas, crece este amor por los dos, ¿qué hago?
Si yo pudiera, de alguna forma sortearlos
Mi vida cambió, y todo por un momento
Sé que no está bien, lo que estoy haciendo con ellos
Quisiera escuchar, a mi conciencia primero
Pero no hay razón, ante un corazón incierto
Yo no quiero, olvidarme de lo que yo siento
Es más fácil vivir este infierno, que empezar a olvidar
Tantas cosas, que he vivido yo sin comprenderlo
Pero no se si ahora me arrepiento, o quiero vivir más
Si yo vivo, en un mundo que nunca es eterno
Por qué juzgar mi comportamiento, si algún día acabará
Pues la vida, se vive una vez y no hay regreso
Cuando acaba todo queda muerto, pa' que he de sufrir más
Creo que es mejor soportar, todo este dolor, que antes de llegar a perderlos
Yo no podré continuar, vivir sin los dos, me moriría tras cada recuerdo
Pero quien puede evitar, esta tentación, que a veces da sentido a mi vida
Quizás para completar, la felicidad, que casi siempre tengo perdida
Dios mío, ¡decime!, que tengo que hacer con esta pena
O dame fuerzas, para yo poder dejarlos
Si por mis venas, crece este amor por los dos, ¿qué hago?
Si yo pudiera, de alguna forma sortearlos
Dios mío, ¡decime!, que tengo que hacer con esta pena