No juzgues hermano, Ni al martir ni al amo, Aún hay un planeta por ver florecer. Fuimos felices donando la vida, La magia y la herida por tu amanecer. El cielo no existe o nos lo negaron (Seremos indignos de su perfección). Haciendo memoria, la iglesia y la historia, Nos han maltratado en más de una ocasión. Acá no queremos ni ser un recuerdo, Si no se recuerda lo que se soñó; Ni carne, ni hueso, ni gloria, ni espectro, Si no se recuerda lo que se soñó... Morimos de nuevo en cada silencio Y en cada derrota de la libertad. Cuando nuestra sangre alimenta tus venas Ya no somos pena sino dignidad. No tenemos tumbas, ni cruces, ni flores, Ni lugar a donde nos puedan llorar. Pero si habitamos otros corazones, Somos nuevamente tu vino y tu pan. Acá no queremos ni ser un recuerdo, Si no se recuerda lo que se soñó. Ni carne, ni hueso, ni gloria, ni espectro Si no se recuerda lo que se soñó...