Para quien suele obstinarse en que la vida Es ciertas veces, tan avara y enemiga Amputarse el sol sería una acción suicida Como quién no ha conseguido su licencia Para transitar sus días en complacencia Renunciás a la mujer por excelencia Y aunque duela, es mi deber darte a sentir Que imposible es resguardar a mi jardín Si no ordeno mis cajones y mi armario Que los brotes de egoísmo que exhibí Son miserias de un cobarde que erigí En el pecho de aquel niño desolado Si consigo abolir este estigma Y resuelvo, por fin, este enigma Yo tendré un hueco en el codo Para enterrar tus angustias Y un cuello en que tu astucia Puede conseguirlo todo Mis pestañas para usarlas De transporte a nuestro cielo Donde no podrán hallarnos Ni los miedos ni el flagelo, oh Y cuando sienta morir Y se congelen mis manos Porque me secuestre el frío Sabré lo que hacer para renovarme Para renovarme En la prosa de Joaquín En la voz de Serrano En el arpegio de Silvio hallaré Tus mejillas para acariciarte, para acariciarte