Estaba envuelto en siete mitades de arena, Cuando un mareado que sabía una canción, De amistad, de locura y de muerte, Hinchado de emoción, la soltó así: Pidió al Sol nacido que vuelque miel en sus oídos... ¡Mi dios! Está prohibida. Ella es la Reina del sexo y del olvido... "Veo, veo, al recordar Ella abrir maravillas por intentar... Y ahora entiendo que comprender Es un vil privilegio, nada, nada especial. Quiero llevarla a timonear..." "Veo, veo, al recordar Ella abrir maravillas por intentar... Y ahora entiendo que comprender Es un vil privilegio, nada, nada real. Quiero llevarla a pernoctar..." Pidió al Sol nacido: "Hoy madrugadas no quiero". Vistiendo al hueco en su pecho se ahoga en caminos. ¡Mi Dios! ¿Habráse visto? Apuntan fijo y disparan, ríen marchitos. Sin voz o sin respiro, sólo te pido... Ser más que amigos... Ser más que amigos...