Una brisa suave, Como de verano Contornea tu figura en la hamaca jamaiquina, Que perezosa, Se deja balancear por un brazo del árbol frente a la galería Y allí, hipnótica, La caprichosa danza de tu pelo Brotando del suspiro de la rosa cardinal Me recuerda olvidar el viento huracanado Que nos hizo temer que el aire era malo Y así soñar por un rato que el cielo es divino Como un silencio de fuego navegando en tu melena Que cree la ilusión para amar el destino Porque no hay que morir sin que valga la pena Y volver a casa con cicatrices de sonrisa Haber saltado al vacío por esperanza Resucitar a cada lanza del que traiciona pues no avisa, Ya que la memoria desierta no precisa venganza Sanar el alma dándonos paz Abrázame fuerte, no me sueltes más Y si puede ser esta vez te pido Si te guiño el ojo no cantes envido