Y saber que no pasa nada, y sentir que no pasa nada, Acá todos nos miramos las caras, pero llevamos azufre en la sangre, Y mucho veneno en la lengua. Te devuelvo el cuchillo que clavaste siendo tan estúpidamente sincero, Muerto de mierda. La sed de gritar revolución no se calma con algodones. Eso es lo único cierto.