Amar es una sed, la de la llaga que arde sin consumirse ni cerrarse, Y el hambre de una boca atormentada que pide más y más y no se sacia. Amar es una insólita lujuria y una gula voraz, siempre desierta. Pero amar es también cerrar los ojos, Dejar que el sueño invada nuestro cuerpo Como un río de olvido y de tinieblas, Y navegar sin rumbo, a la deriva: Porque amar es, al fin, una indolencia. Traigo atravesada una mujer entre mis ojos Estas ahí y ya no te puedo sacar Cuando los cielos siempre te haces presente Y entre suspiros solo me queda llorar Eres el vacío que me duele Tu ausencia me despierta a la mitad de la noche Cuando te fuiste abriste las compuertas Del mar de llanto que no deja de emanar Llevándote mí cariño, llevándote mi ilusión Llevándote mi reflejo, llevándote mi pasión Y si el señor dijera que a esta vida mía a mi camino volverías Te esperaría feliz porque sabría Por qué en ninguna parte del mundo encontrarías Otro amor como el mío Por qué en mis brazos te guardaste del frio Fui transparente como el agua del rio Si no quisiste aceptar mi desafío Hay lo lamento, hay que tormento Hay lo lamento, hay que tormento Fue tan poco el tiempo que pase contigo Pero tan intenso todo lo que vivimos Ahora tu recuerdo pesa como castigo Expulsado del cielo hoy vago como mendigo Solo con la esperanza de volver contigo Eso es lo único que me mantiene vivo Volver contigo es lo que persigo Y es que este amor es fuego que no se apaga niña Eres la sed de esta llaga de esta herida Destila soledad de hacer mi vida Y de pensar que un día fuiste mi alegría Con ilusiones tú llenaste mi vida Y tu sonrisa iluminaba mis días Hoy solo me queda el recuerdo y la agonía Hay lo lamento, hay que tormento Hay lo lamento, hay que tormento Hay lo lamento, hay que tormento Hay lo lamento, hay que tormento