Bésala, que recoja sus pasos y se innunde de amor Y de sueño de luz y de oro Bésala, que recorra el rojo laberinto que trazó Y del fluido surgió y de todo Bésala y que no tenga que decir lo que no dice hoy Su sabia imagen, su lobo errante al fin, su rostro oseo. Y Bésala porque igual el vaso no se ha quebrado Y si se quiebra al fin, igual será de dios. Tanto tiempo que cargó en su piel La llama ignota, la cruz que falta La infame piedra que mata, que mata. Tanto tiempo que el sermón calló El resplandor, la honda luz El dulce amor de dar a luz. Bésala y que penetre en las distancias Y te enseñe a ver el espejismo azul Y ámala porque igual el precipicio Se va a caer y va a caer igual Y va a caer igual. Y va a caer igual.