Los señores discuten sobre nuestra suerte, Los antropólogos nos buscan las muelas del abuelo, Los sociólogos fotografían nuestras chozas, Los economistas nos suman las carencias, Los políticos formulan planes redentores, Y todos multiplican el pan en el papel, Y nos recitan los derechos humanos, Mas Juan, sigue sin tierra; Pedro, se pone la última camisa; Antonio cumple 100 años sin zapato; Manuel, deja sus manos en la fábrica; Luis, sus pulmones en la mina; Julián, no sabe escribir Julián; Alfonso de Semierda, que le fusilan; Si señores, Salimos de la alianza para el progreso, Y de otros esclavos, No ignoramos por cierto de la Oeana de la ONU, O de la integración del hemisferio. En fin, pero los rótulos y las siglas No alimentan, Y esta sopa belingue, Ni siquiera sirve para el engorde de los cerdos, Y en caso de servir, De que nos sirve, Cuando la Santa iglesia, Que lava con champán, Los pies de nazareno, Sabe que somos pecadores superiores al puerco.