Al filo de mi ventana, vi salir un sol añil, Arrastrándome hacia despertar. Le pedí que quite el dolor De mi nuca cansada Y despegue mis ojos que se niegan a leer Un pilo de noticias que divulgan el fatal Destino que se traza esta amnésica humanidad. Le pedí: dame un faro, un portal, un candil que alumbre esta marcha; Un trago de ese anís, placebo de esperanza. Pero leo, una tras otra, las imágenes de dolor Titulares de muertes y robos: mafias que dominan al Ecuador. Una pandemia incontrolable se lleva vidas por montón, Mientras políticos corruptos se reparten el dinero de la salud. ¿Cómo podemos detener este desangre a la nación Que ha dejado sin recursos a hospitales y educación? No podemos permitir que haya olvido y perdón en mi ciudad, mi patria. Ante la impunidad, mi voz estalla. Yo grito: ¡Basta ya! ¡La tienen que pagar! No más familias desgarradas de dolor. No más víctimas de abandono y ambición. No más leyes absurdas ni permisividad. Ante la impunidad, mi voz estalla. Lo pido, lo exijo, lo grito... ¡Basta ya! ¡La tienen que pagar! No más víctimas de abandono y ambición. No más familias desgarradas de dolor. Quiero creer en un mañana donde brille la justicia y la esperanza. El sol añil volvió, Aún sigue en mi ventana, Recordándome que hoy también amaneció.