Ni rencores ni perdón, No me grites, no me llores Lo nuestro ya se acabó. ¿Rencores?. ¿Por qué rencores? No le va a mi señorío Guardarle rencor a un río Que fue regando mis flores. Tú me diste los mejores Cristales de tu corriente, Y no sería decente Maldecirte por despecho, Si sé que tienes derecho A dar o negar la fuente. Debo estarte agradecido Por tu generosidad; Tú me diste por bondad Lo que yo di por cumplido. Me brindaste tu latido, Tu boca nunca besada, Tu carne nunca estrenada, Tus ojos siempre esperando Con dos ojeras temblando Debajo de la mirada. Me diste el primer "te quiero" Que es el que más atosiga, Y llenita de fatiga Me diste el beso primero. Y hasta que llegó a tu alero Aquél mal viento ladrón, Yo se que tu corazón Fue mío por vez primera Y solo mía la acera Debajo de tu balcón. Por eso yo, bien nacido, No te odio ni te aborrezco, Al contrario, te agradezco Todo lo que me has querido. No me importa si te has ido Con tu barca hacia otro mar, Que yo no te puedo odiar Por esta mala partida, Porque odiar es, en la vida, Un cierto modo de amar. No vengas ahora a mi lado Para pedirme perdón; El perdón es la razón De volver a lo pasado, Y lo pasado... acabado, Que pasó... porque pasó. ¡Déjame que viva yo Sin perdón y sin rencores, No me grites, no me llores Lo nuestro ya se acabó!